Gilipollas

Llega un punto en el que te das cuenta de que ya está, eso es todo. Eres lo que eres y no vas a cambiar. Esa manía de la que siempre te has querido deshacer sólo va a ir a más, esa cabezonería que tanto has intentado moderar se ha enquistado y las ideas que antes fluían de un lugar a otro han comenzado a asentarse. Perezosas, han descubierto la agricultura y han dejado de ser nómadas. El cerebro se endurece, la flexibilidad va perdiéndose y cuestionarse demasiado los ideales puede llevar a una dolorosa fractura en tu razonamiento.

A mí, en particular, me jode pensar que ya voy a ser gilipollas por el resto de mi vida. Lo peor es que crees que has progresado, estás convencido de ello, hasta que te das cuenta de que estabas completamente equivocado. Sigo siendo el mismo gilipollas que era hace diez años, si acaso enmascarado en una impostada madurez de corto recorrido lógico. Escarba un poco y lo verás. Me levanto gilipollas y me acuesto gilipollas. Todo lo demás son papeles que interpreto dependiendo del grupo y la situación, falsedades diversas que intercambio a placer. Experimento hasta encontrar el más adecuado y así actúo. El espectador que más disfruta con todo esto es el pequeño e imbécil  yo que pulula en mi interior, quien calcula y asigna con enfermiza frialdad los personajes de la obra. Esa es mi esencia, una exquisita y refinada gilipollez sin parangón. Me enfado sin motivo, por nubes de imaginación que se esparcen al mínimo soplo de realidad que las perturba. Guardo rencores por cosas que nunca ocurrieron, lanzo rabietas en la intimidad de mi cerebro cuando las cosas no salen como quería. Gilipollas al pensar, gilipollas al sentir, falso al actuar. El pack perfecto.

Ahora, al menos, sé lo que voy a ser. Se acabó cuestionarme sobre mi persona, dudar de mis acciones y opiniones. Podré tener la seguridad y el aplomo que vienen de creer que sabes quién eres. Sólo me queda un último paso, aceptarlo y dejar de esconderlo. Salir al mundo como el completo gilipollas que soy, sin filtro ni medias tintas, gilipollas con todas sus consecuencias. Ya voy siendo mayor para andarme con tonterías, sin embargo, ¿gilipolleces? De esas tengo las que quieras.

2 comentarios en “Gilipollas

  1. Nah que pasé por aquí en mi visita anual y me leí alguna cosa tuya, que siempre es un gusto. No estás gilipollas, es que fumas mucho. 😉
    Te sigo queriendo, eso sí, por muy tontos que nos pongamos

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